top of page

Regreso a Saigón

Veo escenas de una guerra en la televisión. No se cual es, no me acuerdo. Me miro y me veo postrado en la cama de un hospital, me recuerda al hospital en el que estuve en Saigón. No se donde estoy y que hago aquí, pero miro hacia arriba y veo un ventilador de pared que gira lentamente. Es como ver la palas del rotor del helicóptero de cuando estuve en el infierno, en el puto Vietnam.

El helicóptero baja al valle, cuando está a pocos metros del suelo, saltamos. Volvemos al puto valle de Ashau. Una locura al que el alto mando quiere que vayamos en busca de los charlies. Mis botas toman contacto con el suelo mojado y embarrado. Como siempre, la 101ª aerotransportada somos la carne de cañón en este rincón del que hasta hace poco no sabía ni que existía.

Nos movemos para alejarnos del helicóptero. No nos hemos alejado ni veinte metros que oímos los ruidos de los Ak-47. Ho chi minh no estaba esperando. Oigo un ruido brutal a mis espaldas, El pájaro ha caído. Putos Charlies. Una granada cae cerca de nosotros.

—¡Sanitario! ¡Sanitario! Han herido a Gary. — grito lo más fuerte que puedo-

¡Malditos hijos de puta! Ahora se van a enterar. Mi M-16 atruena, me acompañan Kowalsky y Washington. Avanzamos por el arrozal, los disparos vienen por todas partes. Estamos bien jodidos.

Conseguimos reagruparnos, hemos formado un círculo y nos defendemos agazapados en el arrozal, disparando a todas partes. Hay charlies por todas partes. Bonita bienvenida a Ashau.

—¡Aquí abeja 2 a panal! ¡Aquí abeja 2 a panal! ¡Apoyo aéreo!, ¡apoyo aéreo!— Oigo al radio intentando comunicar con el mando central-

Washington me grita al oído que el teniente McCollins ha muerto, ahora yo estoy al mando. Mando formar en cuña. Avanzaremos a sangre y fuego. ¡GO GO GO! Los M-16 escupen fuego sin parar, los malditos amarillos del Vietcong y del NVA empiezan a caer. Quizá algunos de nosotros podamos salir de este jodido infierno.

Un zumbido brutal surca los aires. Es nuestra aviación. El puto séptimo de caballería. A su paso dejan un reguero de bombas y napalm que asolan la posición... equivocada. Han arrasado una villa que hay más allá del arrozal. Malditos ineptos.

Por fortuna para nosotros, conseguimos escapar de la emboscada. Los amarillos comunistas dejan de dispararnos. Parece que se han refugiado en la jungla. Solo quedan dos pelotones de los cinco que habían desembarcado. Nos acercamos al pueblo. Está en llamas. Los pocos habitantes supervivientes vienen hacia nosotros, llorando y gritando, desesperados. Nosotros apuntando con nuestros fusiles les respondemos:

—¡Ladai! ¡Ladai!-(¡Fuera!, ¡Fuera!)

Una niña se acerca hasta Washington. No, Lleva una granada. Washington vuela por los aires, partes de su cuerpo caen sobre mi rostro. Le vuelo la tapa de los sesos a la niña. Solo fue la primera. No dejamos a ninguno con vida. Fue una matanza. Cada noche sueño con ellos, con esos fantasmas que me persiguen y no me dejan dormir.

—¡Malditos Charlies! Joderos en vuestro infierno de arrozales y palmeras.

—¡Mamá! ¡Mama! El abuelo vuelve a delirar y a hablar de cuando estuvo en la guerra-

Oigo la voz de una enfermera, me llama abuelo. No se quien es, debe ser nueva.

—Ya sabes Lucy que el abuelo no puede acordarse de las cosas-

Veo a otra enfermera, más mayor. Tampoco la conozco ¿Estaré aún en Saigón?

Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
bottom of page