Beauty Bastards
—Como ya les hemos anticipado antes de la publicidad, anoche asistimos a una nueva confirmación del éxito de los Beauty Bastards. La banda británica, que presentaba su segundo álbum en el Palau Sant Jordi de Barcelona tras su paso por Madrid, consiguió vender todas las entradas del concierto a pocas horas de que salieran a la venta. A los componentes del grupo, originarios de Renfrew, en las afueras de Glasgow, les cuesta dar crédito a tal proeza. Nos lo relataron ayer, antes del acontecimiento, cuando accedieron a entrevistarse con la prensa. Dave Friedrich, el líder del conjunto, nos confesó que aún se sentía un chico de barrio con grandes sueños y pocas probabilidades de que se hicieran realidad… Y, sin embargo, ¡helo aquí! Número uno en ventas durante las últimas seis semanas, y sin expectativas de que el ranking de los más vendidos vaya a cambiar. Empezaron como un grupo indie que huía de los 40 principales y, a día de hoy, han conquistado las hordas del mainstream. ¿A qué se debe un éxito tan apabullante? ¿Qué ha llevado a este feliz cuarteto de Renfrew a arrasar en todos los sentidos? Si están interesados, les recomendamos que vean la entrevista que emitiremos el próximo sábado, donde Dave Friedrich y sus Beauty Bastards nos revelarán sus gustos e influencias, e indagaremos en todos sus secretos e intimidades. »El concierto, pues, fue el mayor suceso musical de la temporada. Con las entradas agotadas semanas antes del gran día, los precios de la reventa fueron subiendo hasta alcanzar cotas insospechables. Aquellos que consiguieron entradas en el último momento, incapaces de creer en su suerte, enviaron todo tipo de mensajes de alegría a través de las redes sociales. Los fans de la banda convirtieron en trending topic frases como “yo también soy un bastardo”, “Inglourious Beauty Bastards”, “Sold out Bastards” o, desde los teclados de las más fans, “quiero tu hijo bastardo, Dave”. »A las once de la noche, con máxima puntualidad, el Palau Sant Jordi estalló con la vibrante música de los de Renfrew. Todo fue perfecto: la espectacularidad de la actuación, la entrega de los componentes de la banda, la maestría musical, los juegos técnicos de luces y sonidos, el ambiente logrado… Los Beauty Bastards fueron realmente bellos, puro placer estético para los oídos. Pero ya no se les puede seguir llamando bastardos; legitimaron con todo su ser su puesto en el firmamento de las estrellas. Lo confirmaron unos exorbitantes precios en la reventa, muy por encima de lo habitual, y un estadio completamente desierto. Porque, como bien saben nuestros espectadores, sólo los más grandes consiguen una reventa total de entradas-trofeo.